Este documento analiza los avances de América Latina y el Caribe en la transformación energética de la última década, destacando el crecimiento de las energías renovables y las mejoras en cobertura eléctrica. También identifica desafíos pendientes como inversiones, modernización de redes, digitalización, almacenamiento y reducción de brechas sociales. Señala que la cooperación regional, el trabajo multisectorial y políticas públicas sólidas son claves para consolidar a la región como actor estratégico frente al cambio climático, bajo una visión de largo plazo basada en innovación, inclusión y sostenibilidad.