La transición energética hacia un futuro sostenible requiere la incorporación de alternativas renovables y de bajas emisiones que reemplacen paulatinamente a los combustibles fósiles. En este sentido, América Latina y el Caribe (ALC) se encuentra en una posición estratégica para liderar esta transformación, gracias a su abundante potencial de recursos naturales, a la calidad técnica de sus recursos humanos y a la experiencia consolidada en el sector agropecuario.
En el contexto regional, los biocombustibles de bajo carbono emergen como una solución clave para la descarbonización de sectores críticos, como son el transporte terrestre, aéreo y marítimo, donde la dependencia de los combustibles fósiles aún es alta. Producidos a partir de biomasa diversa, como caña de azúcar, maíz, palma, así como residuos agrícolas y forestales, estos combustibles ofrecen una reducción sustancial en las emisiones netas de carbono cuando se evalúan con un enfoque integral del ciclo de vida.
Su compatibilidad con la infraestructura energética y de transporte existente, sin necesidad de realizar modificaciones significativas en motores o sistemas de distribución, posiciona a los biocombustibles como una alternativa viable técnicamente e inmediata para combatir el cambio climático. Además, su producción genera beneficios ambientales y socioeconómicos importantes: impulsa el desarrollo rural, crea empleo, dinamiza la economía agrícola y fomenta la innovación tecnológica, lo que otorga a la región ventajas competitivas únicas.
En 2023, la producción mundial de biocombustibles líquidos alcanzó los 180.544 miles de m³ (IICA, 2024), de los cuales ALC aportó el 27%, con 47.827 miles de m³. Brasil lideró ampliamente la producción regional, representando casi el 25% de la producción global y el 93% de la producción total de ALC (SieLAC, 2024). En la región, el bioetanol y el biodiésel concentraron el 81% y el 19% de la producción de biocombustibles líquidos, respectivamente, con un consumo interno aproximado de 69 litros per cápita en 2023.
A pesar de los avances, la implementación de biocombustibles en ALC enfrenta diversos desafíos. Factores como la baja densidad energética de la biomasa, la dispersión geográfica de los recursos, la competencia por el uso del suelo y la falta de políticas públicas robustas son factores que limitan su potencial. Asimismo, sectores de difícil descarbonización, como el transporte aéreo y marítimo, requieren soluciones tecnológicas avanzadas e innovadoras que demandan mayores inversiones y cooperación internacional.
Mirando hacia el futuro, alcanzar la carbono neutralidad en el sector energético para 2050 requerirá un incremento significativo en la producción regional de biocombustibles líquidos. Se estima que será necesario aumentar la producción en aproximadamente un 360% respecto a los niveles de 2023, lo que implicaría casi cuadruplicar la producción actual hasta alcanzar los 172.990 miles de m³ en ALC.
Esta nota técnica analiza el estado actual de los biocombustibles de bajo carbono en América Latina y el Caribe, identificando oportunidades y desafíos clave para maximizar su impacto en la transición energética. El objetivo es posicionar a los biocombustibles como una herramienta sostenible, competitiva y esencial en los esfuerzos regionales y globales para mitigar el cambio climático.