La matriz energética de América Latina y el Caribe (ALC) está experimentando una transformación constante. En las últimas décadas, las energías renovables han liderado los avances en la región, posicionándose como una de las áreas más dinámicas dentro de los esfuerzos de transición energética. Sin embargo, la eficiencia energética sigue ocupando un lugar secundario en la agenda energética, a pesar de su potencial estratégico para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar la seguridad energética.
ALC es particularmente vulnerable a los impactos del cambio climático, lo que resalta la urgencia de integrar la eficiencia energética como un componente central de los esfuerzos de descarbonización. Este enfoque no solo ofrece ventajas ambientales, sino también económicas y sociales, como la reducción de los costos energéticos para hogares y empresas, impulsando así una mayor equidad social.
A pesar de sus múltiples beneficios, la eficiencia energética no ha sido plenamente priorizada en la región. Esta situación se debe a una combinación de factores estructurales, económicos, culturales e institucionales. Comprender y abordar estos desafíos es clave para desbloquear su potencial y posicionarla como un pilar fundamental de la transición energética regional.
