En febrero de 2025, la inflación energética en América Latina y el Caribe alcanzó un 3.16% anual, impulsada principalmente por el aumento en las tarifas eléctricas debido a la reducción de subsidios en varios países, a pesar de una caída del 5.3% en los precios del petróleo. Esta dinámica ocasiona que los precios de la energía sigan subiendo, afectando tanto al sector industrial como al residencial, incluso cuando los costos internacionales del petróleo disminuyen. La inflación energética en la región se mantiene por debajo del promedio de los países de la OCDE, que registraron un 3.62% en el mismo período.