La inflación energética en América Latina y el Caribe en diciembre de 2024 fue de 1.51%, significativamente más baja que la inflación total de la región (4.03%). Este crecimiento moderado, inferior al registrado en los países de la OCDE (3.82%), refleja la resiliencia de la región ante los aumentos internacionales de precios, sustentada en su dotación de recursos renovables y medidas regulatorias que han contribuido a controlar los costos de energía, a pesar de las condiciones de sequía que impactaron la generación eléctrica y los combustibles durante el año.