En noviembre de 2024, la inflación energética en América Latina y el Caribe se mantuvo baja, con un aumento mensual de solo 0.03% y una tasa anual de 0.54%, impulsada principalmente por la caída del 2.3% en los precios internacionales del petróleo. Esta cifra es considerablemente menor que la inflación general de la región y contrasta con el aumento de la inflación energética en los países OCDE, que alcanzó 1.18% por segundo mes consecutivo, reflejando la dinámica diferenciada de los mercados energéticos a nivel global.