Septiembre 2024
La energía nuclear se abre camino en la región

La energía nuclear se abre un nuevo camino en su desarrollo a nivel mundial y América Latina no es la excepción.

El compromiso suscrito por 22 países de cuatro continentes para reforzar la energía nuclear y triplicar la potencia instalada hasta el 2050 como medida efectiva para reducir las emisiones de CO2, marcó un punto de inflexión y un giro importante en el reconocimiento de esta tecnología como una opción dentro de las soluciones que se han planteado para enfrentar al cambio climático.

Este compromiso, suscrito en el marco de COP28 celebrada en Dubái el año pasado, puso en evidencia un cambio de actitud frente a la energía nuclear desde el los acontecimientos y accidente de Fukushima en el 2011.

Pero existen otros factores que inciden de manera importante en este cambio y tienen que ver fundamentalmente con el desarrollo de la tecnología y el surgimiento de los reactores modulares pequeños (SMR), más accesibles por su tamaño, menor complejidad y bajo costo, y sobre todo porque pueden ser prefabricados para instalarse posteriormente en los lugares requeridos, marcando una profunda diferencia con las centrales nucleares tradicionales.

La presencia de la energía nuclear en América Latina y El Caribe es muy poco significativa.  Tan solo Argentina, Brasil y México poseen centrales nucleares para generación eléctrica, con una capacidad que sumada apenas alcanza el 1,1% de la capacidad instalada de la región y una producción que bordea el 2% de energía generada.

El desarrollo y despliegue de pequeños reactores modulares ha llamado la atención de países en América Latina, sobre todo por la posibilidad de aprovechar su modularidad y firmeza para complementar el despliegue cada vez más dinámico de las energías renovables intermitentes.

Es importante que América Latina y El Caribe estén debidamente preparados para el desarrollo y futura incorporación de esta tecnología en su matriz energética.  Para esto se requiere contar con normativa, institucionalidad y sobre todo, con profesionales debidamente capacitados.

Para enfrentar este reto y atender la necesidad urgente de generar conocimiento en esta nueva tecnología y abrir espacios para compartir las buenas prácticas, el rol de organismos internacionales como OLADE, sumando esfuerzos a los desarrollados  por el organismos especializados como la OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica) resulta fundamental.

Andrés Rebolledo Smitmans

Secretario Ejecutivo Olade

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