América Latina y el Caribe y su compromiso con las transiciones energéticas.
En la era actual de conciencia ambiental y cambio climático, las transiciones energéticas se han convertido en un tema central para el desarrollo sostenible a nivel global. En este contexto, América Latina y el Caribe se destacan como líderes indiscutibles en el uso de energías renovables. En un mundo diverso en sus caminos hacia un futuro energético más sostenible, nuestra región ha demostrado ser pionera en el aprovechamiento de recursos naturales para la producción energética, con un impresionante 33% de energía proveniente de fuentes renovables.
Sin embargo, esta riqueza contrasta con desafíos significativos. A pesar de representar solo el 8.3% de la población mundial, América Latina y el Caribe generan apenas el 6.2% de la riqueza global. Además, mientras que contribuimos apenas con el 4.5% de las emisiones globales a nivel del sector energético, enfrentamos asimetrías internas en términos de desarrollo y preparación para las transiciones energéticas.
Uno de los retos clave radica en la infraestructura eléctrica. La transición energética no se trata solo de cambiar fuentes de generación, sino también de desarrollar redes de transmisión y distribución adecuadas. Esta necesidad de inversión adicional, junto con el diseño de nuevos mercados, subraya la complejidad del proceso. Además, debemos cuidar celosamente los intereses de los consumidores. La pregunta crucial es quién asumirá los costos de esta transición, y debemos asegurarnos de que no recaigan injustamente sobre los hombros de los ciudadanos comunes.
Otro desafío crucial es garantizar que esta transición no excluya a los más vulnerables. A pesar de tener altos niveles de acceso energético, aún hay millones de latinoamericanos y caribeños que carecen de electricidad. La transición energética 2.0 debe abordar estas brechas para asegurar que nadie se quede atrás.
En este viaje hacia un futuro energético más sostenible, la colaboración regional es esencial. Los países de América Latina y el Caribe pueden aprender unos de otros y compartir mejores prácticas para superar obstáculos comunes. Además, las instituciones como OLADE desempeñan un papel crucial al abordar las debilidades normativas y regulatorias, fortalecer las capacidades locales y facilitar el acceso a financiamiento para proyectos innovadores.
América Latina y el Caribe y su compromiso con las transiciones energéticas aún enfrentan desafíos significativos. Para avanzar de manera efectiva, debemos abordar estas disparidades internas y garantizar que nadie se quede atrás en este viaje hacia un futuro energético más limpio y sostenible. La colaboración, la innovación y el enfoque centrado en las personas serán clave en este camino hacia un mañana más brillante y respetuoso con el medio ambiente.
Medardo Cadena
Director de Estudios, Proyectos e Información de la Organización Latinoamericana de Energía OLADE
