MAYO 2023

Nuestros países de América Latina y el Caribe están comprometidos en transformaciones energéticas importantes, con incorporación de energías renovables, digitalización en sus redes eléctricas, desarrollos de nuevos combustibles.

Pero además hoy es fundamental potenciar la integración energética ya que brinda la posibilidad de ser más competitivos al generar economía de escala y ser más atractivos a las inversiones. Además, es una respuesta apropiada al importante desafío de la seguridad energética.
El estar integrado en redes más amplias, mejora la estabilidad del sistema y es visto como una contribución al combate del cambio climático, porque las redes conectadas transportan mayormente energía producida con fuente limpia.

Pero esta expansión de la integración debe ser pragmática y gradualista; con base en lo ya construido.

La región ha avanzado de manera considerable en integración energética respecto a otros ámbitos de la economía, pero aún falta mucho por recorrer.

La integración energética se ha cimentado en proyectos bilaterales y subregionales. Tenemos un espacio muy importante para seguir creciendo. En Centroamérica el 4% del consumo eléctrico transita por la red integrada. En América del Sur, esto es entre el 5% y 10%, depende si tomamos o no los recursos hídricos compartidos. A modo de comparación, es el 14% en la Unión Europea.

¿Cómo avanzamos? ¿Cómo los avances en las subregiones podrían constituirse en algo más regional?

Desde una visión básica, hay que resaltar que existen países con riquezas y capacidad de oferta energética y otros países que simplemente carecen de recursos.

Pero, además, hoy día hay es necesario imaginarse maneras más innovadoras de contribuir a la integración. Por ejemplo, innovación regulatoria: ya se empieza a desarrollar la posibilidad de intercambiar energía eléctrica o gas natural entre países que no tienen frontera entre sí, a través de un tercero.

La ineludible innovación tecnológica también es punta de lanza: movilidad eléctrica, nuevos combustibles sintéticos, hidrógeno verde, digitalización de redes. En ese sentido, existe la posibilidad de construir mercados ampliados por la vía de la armonización y convergencia regulatoria. Es bien conocido, por ejemplo, la necesidad de armonizar los sistemas de recarga de los autos eléctricos entre países.
Por ejemplo, si tengo un auto eléctrico, lo muevo de un país a otro puede que en ese otro país no lo pueda cargar porque la norma regulatoria no tiene ninguna coherencia aún. Allí tenemos entonces un bien público regional muy interesante que involucra el generar algún grado de armonización.

Hay un esfuerzo importante de coherencia regulatoria. Pasará lo mismo con otros energéticos como el hidrógeno verde, que puede ser concebido como otra manera de integración.

Insisto en que lo mejor es construir siempre desde lo ya avanzado. A veces en nuestra región nos planteamos metas que van por arriba de la realidad cuando este tipo de proyectos es mejor levantarlos de abajo para arriba.

Hay que ser pragmáticos y gradualistas, pero empezar a avanzar ya con decisión e ideas innovadoras porque los beneficios de la integración energética son gigantes.

Saludos desde Quito-Ecuador, sede de la Organización Latinoamericana de Energía.

Andrés Rebolledo

Secretario Ejecutivo de OLADE 

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