AGOSTO 2017

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21.8 millones de latinoamericanos y caribeños aún no poseen acceso a la energía en LAC y un alto porcentaje de esta población desplazada se concentra en un solo país: Haití

Estimados colegas, retomando este vínculo de comunicación mensual, en esta oportunidad me interesa tratar un tema de crucial importancia para nuestra región.
Nos encontramos en OLADE elaborando nuestras estadísticas energéticas y analizando los últimos datos estadísticos.

Un indicador que resulta muy llamativo, es la evolución del nivel de acceso a la electricidad en los países de América Latina y El Caribe. En las estadísticas con año base 2015, existían 22.6 millones de personas sin acceso a la electricidad en nuestra región. Este año publicaremos nuevos indicadores, notando que el número de personas sin acceso a la electricidad reportados, con datos al 2016, presenta una disminución a 21.8 millones de personas. Esto significa que en el 2016, 800.000 latinoamericanos y caribeños consiguieron acceso a la electricidad.

Es importante notar que hace 10 años atrás la cantidad de latinoamericanos y caribeños sin acceso a la electricidad era más del doble, 44 millones de personas.

Son datos realmente impresionantes que demuestran los grandes esfuerzos en esta materia que muchos de los países de la región realizan para mejorar las condiciones de vida de nuestra población. Es un indicador claro que los ciclos económicos favorables, que varios de ellos han observado, se tradujeron en la última década, en una mejora en algunos de los indicadores que reflejan el desarrollo humano.

Sin embargo, sigue siendo preocupante la situación de Haití. Mientras todos los países de la región experimentan un sendero de reducción de la población sin acceso a la electricidad, Haití tiene más de 7.6 millones de personas aún sin cobertura, significando que el 70% de la población se encuentra sin acceso y este porcentaje en vez de ir decreciendo, aumenta cada año.

Esta es una clara señal de alerta, es una situación de emergencia declarada desde hace mucho tiempo que requiere una acción de reparación inmediata. Se debe destacar que la población sin acceso puede ser abastecida por redes eléctricas, y no necesariamente de soluciones en isla, destinadas a zonas remotas, ya que la población se encuentra concentrada, no existiendo restricciones a nivel geográfico.
Hoy sabemos que existen alternativas tecnológicas que permitirían la producción de electricidad a bajos costos, se implementaría, una parte importante de la generación, a partir de fuentes renovables, lo cual reduciría los riesgos de sostenibilidad económica de cualquier iniciativa de electrificación.
Es claro también el efecto directo y multiplicador para el desarrollo social y económico, que tendría cualquier esfuerzo destinado a la electrificación del país,  permitiría iniciar el urgente proceso de reconstrucción necesario, mejoraría las condiciones sanitarias y también los servicios de salud. Tiene un efecto directo en la educación y permite que se inicien actividades productivas y de comercio, de manera que la economía doméstica pueda tomar el sendero de recuperación que resulta estrictamente necesario, esto hablando bajo una posición voluntarista, con una visión orientada meramente en la solución técnica del problema, despreciando, en este primer abordaje, la complejidad de los aspectos económicos, de financiamiento, sociales e institucionales que se encuentran detrás de cualquier proyecto de inversión requerido en Haití.
Las inversiones necesarias para lograr la electrificación del país, según los cálculos que hemos realizado, requeriría una inversión estimada de 10 mil millones de dólares, con los que se reduciría en gran medida el déficit de acceso  de 7 millones de personas, y que, como consecuencia, mejorarían radicalmente las condiciones de vida de una población históricamente desplazada, generando así canales para reinsertar económicamente a Haití en el contexto regional.

Por eso, con estos datos sobre la mesa, ya no necesito realizar una reflexión de cierre sobre un tema que nos compete a todos los latinoamericanos y caribeños.

Saludos desde Quito, Ecuador.
Alfonso Blanco
Secretario Ejecutivo-OLADE.

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