ENERO 2018

Desde mi rol al frente de OLADE finalizado el primer año de gestión, observo que América Latina y el Caribe se encuentra inmersa en un dinámico proceso de transformación de su sector energía. La incorporación de nuevas fuentes energéticas a la matriz de generación eléctrica; el gradual acceso y penetración costo eficiente de tecnologías que influyen en la producción, transporte, almacenamiento y en la forma y eficiencia con la que transformamos y consumimos la energía; la existencia de reservas de recursos naturales en muchos de nuestros países que se constituirán en activos diferenciadores para el escenario energético futuro; la incidencia de los aspectos medioambientales y asociados al cambio climático que son un factor decisivo para los proyectos de infraestructura energética actuales y futuros; la potencialidad de optimizar los sistemas energéticos a partir de la complementariedad y la integración regional; la mayor participación de agentes privados a lo largo de todas las cadenas de valor del sector energía; son algunos de los factores que se encuentran en el corazón de esta transformación y demandan un particular esfuerzo por parte de todos los actores involucrados.

Asimismo, el desarrollo económico experimentado por muchas de nuestras economías en los últimos diez años ha escurrido a lo largo de nuestra sociedad permitiendo ampliar y mejorar las condiciones de acceso a la energía de nuestra población, fundamentalmente mejorando las condiciones de vida de los segmentos más vulnerables. Aunque aún existen 21.8 millones de latinoamericanos y caribeños sin acceso a la electricidad el esfuerzo ha sido profundo aportando el acceso a la electricidad a más de 22 millones de personas en menos de 10 años. Sin embargo, existen casos muy preocupantes, como lo es Haití, con más del 70% de su población sin acceso a fuentes de energía modernas.

Los mercados de energía también presentan un impactante dinamismo que se traduce en cambios en la estructura de la matriz energética de la región. La evolución de los precios del petróleo ha influido de forma muy diferente en la economía de los países exportadores y de aquellos países netamente importadores de petróleo, modificando muchos de los aspectos estructurales del sector y contrayendo la actividad de las economías domésticas altamente dependientes de la renta petrolera. La gradual electrificación de la demanda de energía, la sustitución de combustibles líquidos en la generación eléctrica, la penetración del gas natural como fuente de alta eficiencia para la generación de electricidad y para el respaldo de la generación a partir de recursos renovables, la participación del sector privado a través de grandes grupos empresariales que operan a lo largo de toda la cadena y que participan societariamente en activos del sector en muchos de nuestros países; son claramente factores clave a nivel de la evolución futura del sector energético en nuestra región y sobre los que debemos trabajar a plena consciencia con un enfoque técnico. En tal sentido el rol del sector privado participando en el componente societario de activos en muchos de los países de la región nos enfrenta a nuevas modalidades de integración, integración que se da por la vía de los hechos.

Es en tal sentido rol de los gobiernos trabajar y fortalecer la capacidad de planificación sectorial para enfrentar esta desafiante coyuntura dominada por los cambios, competencias que se constituyen en la clave para disponer de un sector energético robusto, que aporte al desarrollo y a la competitividad de nuestras economías brindando mejores condiciones de vida a nuestros ciudadanos.

Es por lo tanto rol genuino de OLADE apoyar y acompañar estos procesos que enfrenta el sector, identificando las barreras existentes y reduciendo las brechas entre nuestros países miembros. Es también rol de OLADE dinamizar y promover el intercambio regional para lograr una mayor y mejor integración, acercando y compartiendo las capacidades disponibles en muchos de nuestros países, identificando las oportunidades de integración y fomentando la innovación como elemento clave para generar nuevas actividades económicas asociadas al sector con mayor valor agregado. Integración que no refiere únicamente a las interconexiones físicas que posibilitan los intercambios energéticos, sino también aquellas acciones orientadas al intercambio de experiencias, conocimiento y capacidades técnicas.
Por todo lo anterior entiendo que estamos en un momento clave en la historia del sector para Latinoamérica y el Caribe. OLADE tiene la capacidad; por su trayectoria y por la solidez su institucionalidad, respaldada por la vigencia conceptual del Convenio de Lima; de convertirse en el principal actor regional para la dinamización y profundización de los procesos de cambio.
Y es así que, un año contado desde el inicio de mi administración, entiendo que desde OLADE hemos logrado importantes hitos en muchas de las áreas que se incluían en mi Plan Estratégico para el período 2017-2019.
La actual gestión se ha iniciado con resultados tangibles que aseguran el cumplimiento de una buena parte del compromiso asumido para el fin del período. Pero esto es mérito del trabajo de un equipo de profesionales y colaboradores de OLADE altamente comprometidos con la región y que entienden que su trabajo contribuye de forma sustantiva al desarrollo del sector y la calidad de vida de nuestra gente.
Este año nos aguarda con importantes desafíos y con el mismo entusiasmo y compromiso que ha caracterizado nuestra labor. Nos comprometemos a seguir apoyando con nuestro aporte técnico a la región. Aporte que se ha caracterizado por ser profesional, serio, altamente comprometido y buscando siempre respetar la soberanía y los intereses de todos nuestros países miembros por igual.

El apoyo y respaldo de nuestros Países Miembros a las acciones de OLADE, con una visión estratégica de largo plazo, es un elemento crucial para profundizar la integración energética regional y mostrar al mundo entero que Latinoamérica y el Caribe es una región que tiene las capacidades de responder de forma efectiva a los desafíos futuros, logrando un mayor desarrollo económico y mejorando la calidad de vida de nuestros pueblos; siempre respetando y siendo celosos cuidadores de nuestros activos medioambientales.

Reciban desde Quito,Ecuador un cordial saludo.
Alfonso Blanco
Secretario Ejecutivo-OLADE.

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